Los discípulos disfrutan escuchar y hablar con Dios, creciendo en intimidad e intercesión, y ayunando y clamando por la gloria de Dios.

(2 Crónicas 7:14; Salmo 32:8–9; Isaías 50:4–5; Mateo 6:5–15; Juan 10; Hechos 2:42; Efesios 6:18; Filipenses 4:6–7; 1 Tesalonicenses 5:17; 1 Timoteo 2:1–7; Santiago 4:2; 5:16)

PREESCOLARES

• Saber que la oración es hablar con Dios y escucharlo..
• Creer que Dios contesta la oración.
• Orar por los demás.

NIÑOS PRIMARIA

• Los discípulos comienzan a desarrollar un hábito diario de oración y a aprender sobre el ayuno.
• Los discípulos disfrutan al hablar con Dios y escucharlo, y decirle cómo se sienten y qué necesitan, mientras esperan que Él responda.
• Los discípulos toman la iniciativa de orar por los demás cuando se enteran de una necesidad y aprenden a orar en voz alta en entornos grupales.

JÓVENES

• Los discípulos aprenden a escuchar y obedecer la voz de Dios, comienzan a distinguir entre Su guía y las buenas ideas de ellos y confían en Dios cuando les responde.
• Los discípulos entienden su asociación con Dios en la oración intercesora y comienzan a entender la guerra espiritual, confían en Dios para la salvación, la sanidad, la reconciliación y la comprensión de que Cristo da la victoria.
• Los discípulos comienzan a experimentar tiempos de reflexión en la presencia de Dios, y periódicamente participan en la oración colectiva para que la misión de Dios siga adelante.
• Los discípulos aprenden a lidiar con sus emociones al expresar sus sentimientos y necesidades a Dios.
• Los discípulos aprenden a caminar en el perdón, disfrutando de la misericordia de Dios y la ofrecen a los demás.

ADULTOS

• Los discípulos ven su trabajo diario como una posición divina para avanzar en el reino de Dios, y siempre están abiertos a un llamado específico a nuevas oportunidades de servicio.
• Los discípulos se asocian con Dios en la oración intercesora y la guerra espiritual, confiando en Él para la salvación, liberación, sanidad y reconciliación para todos, y afirmando que Cristo trae la victoria sobre todas las fuerzas antagónicas del mal.
• Los discípulos disfrutan la reflexión en la presencia de Dios, y regularmente participan en la oración colectiva para que la misión de Dios siga adelante.
• Los discípulos manejan sus emociones y expresan todos sus sentimientos y necesidades a Dios.
• Los discípulos caminan en perdón, disfrutando de la misericordia de Dios y ofreciéndola a los demás.

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